Breve resenha do IX Congresso Chileno de Musicologia

Resonancias vol. 22, n° 42, enero-junio 2018, pp. 169-170.
DOI: https://doi.org/10.7764/res.2018.42.10

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Los días 12 a 15 de julio de 2017 se realizó en la Universidad de Santiago (Chile) el IX Congreso Chileno de Musicología, titulado “Música en tiempos de crisis” y organizado por la Sociedad Chilena de Musicología.

Su objetivo principal, tal como indicaba su convocatoria, consistió en examinar la compleja relación entre la música y el concepto de crisis, entendido como una “situación mala o difícil” y un “cambio profundo y de consecuencias importantes…”, considerando sus diferentes actores (intérpretes, compositores, estudiantes, oyentes, gestores, etc.) y tanto en contextos actuales como pasados.

Respondieron a este llamado investigadores de diversos países y finalmente fueron seleccionadas 41 ponencias de autores procedentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos, Francia y Puerto Rico.

La conferencia inaugural estuvo a cargo del investigador colombiano Oscar Hernández Salgar, quien propuso el concepto de “mundos de sentido” para designar contextos multimodales en los que la música, junto a otras expresiones de diversa índole, refuerza –pero no determina– formas de percepción y comportamiento individuales y colectivas.

En su mayor parte, las ponencias se concentraron en los siglos XX y XXI, muy posiblemente como un reflejo del contexto de crisis que se vive en la actualidad en los más diversos ámbitos. Sin embargo, algunas intervenciones abordaron el siglo XIX y el período tardo-colonial.

Sin ánimo de hacer una relación exhaustiva, puede señalarse que el tópico más recurrente fue la relación entre música y política. Dentro de este marco, algunos autores examinaron el rol de la música como expresión de los conflictos entre determinados segmentos de la sociedad y el Estado, tanto en contextos dictatoriales (Tomás Mariani, Nicolás Masquiarán, Víctor Navarro) como en democracia (Juan Alfonso Cortés, Martín Liut, Héctor Muñoz) y sin olvidar el antiguo régimen (Alejandro Vera). En otros casos, se abordó el empleo de la música como representación de programas políticos de cuño nacionalista y/o revolucionario impulsados por el Estado (Alejandra Isaza, Silvina Luz Mansilla, Marysol Quevedo), así como sus políticas musicales y culturales (Javier Osorio).

Otro tópico recurrente fue la reflexión teórica. Aquí las ponencias abarcaron temas amplios de índole filosófica, como el estatuto del lenguaje verbal en la música (Pablo Rojas) o la construcción musical de identidades (Juan Carlos Poveda, Miguel Vera), y cuestiones más específicas como la posible apertura de nuevos campos disciplinarios (Mauricio Valdebenito), la archivística (Amanda Gomes), el análisis musical (Gonzalo Martínez) y compositores determinados (Lorena Valdebenito), todo ello en relación con cambios importantes de paradigma.

Un tercer tópico frecuente podría conceptualizarse como la crisis de la tradición, en dos de sus facetas: 1) aquella representada por las instituciones tradicionalmente encargadas de la formación musical a nivel superior, como los conservatorios (José Manuel Izquierdo, Manuel Massone y Óscar Olmello) y universidades (Luis Merino, Pablo Soto, Fernanda Vera), así como por la revisión crítica de sus sistemas de enseñanza (Ariel Grez, Raúl Jorquera); y 2) las prácticas tradicionales de devoción popular, desde fines del siglo XIX a la actualidad (Vinícius Eufrásio, Fernando Lacerda Simões Duarte y Edite Rocha).

También fueron abordadas instituciones o espacios para la práctica musical que solemos estudiar con menor frecuencia: es el caso de la Sociedad Mutualista de Valparaíso (Cristian Molina y Eileen Karmy), los estadios de fútbol (Luis Achondo) y el matadero de Santiago (Jorge Martínez), así como el trabajo independiente y autogestionado impulsado por crisis recientes o actuales (Jorge Canales, Mélodie Michel).

Otros temas abordados por los ponentes fueron los cambios estéticos y funcionales experimentados por la música infantil durante las últimas décadas (Daniela Banderas, Juan Carlos Poveda y Loreto de la Fuente), la importancia y repercusiones de ciertos álbumes musicales (Cristofer Rodríguez), y el modo de incorporar la reflexión histórica e ideológica en relatos de ficción, como la novela La consagración de la primavera de Alejo Carpentier (Katia Chornik).

El congreso contó además con dos mesas redondas. La primera, coordinada por Welson Tremura, abordó las transformaciones sociales provocadas por cambios tecnológicos recientes en la música tradicional de Ucrania (Laurie Semmes) y Brasil (el propio Tremura), así como en el ciberespacio (Trevor Harvey).

La segunda, coordinada por Daniela Fugellie, reflexionó acerca de los desafíos que plantean las bases de datos RILM, RISM, RIPM y RIDIM a los archivos y colecciones musicales conservados en Chile y abordó por tanto cuestiones relacionadas con la gestión (la propia Fugellie), la catalogación de música (Cecilia Astudillo, Fernanda Vera) y la iconografía musical (Juan Pablo González).

La comisión organizadora estuvo integrada por Laura Jordán, Nicolás Masquiarán, Álvaro Menanteau y quien suscribe, a quienes se sumó en la última etapa de organización Mauricio Valdebenito, en su condición de tesorero de la Sociedad Chilena de Musicología.

Además de la institución sede, el congreso contó con el auspicio del Departamento de Música y Sonología de la Universidad de Chile y el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile, así como con el patrocinio de la Universidad de Concepción y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.


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Vera, Alejandro. 2018. "Breve reseña del IX Congreso Chileno de Musicología". Resonancias 22 (42): 169-170.

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