Resonancias vol. 24, n° 47, julio-noviembre 2020, pp. 232-237.
DOI: https://doi.org/10.7764/res.2020.47.14
Durante la última década, la etnomusicología en el contexto sur-austral –denominación utilizada para referir al conjunto de regiones de Los Lagos, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo, y Magallanes y La Antártica Chilena– ha reportado experiencias que abarcan temáticas tan diversas como la música popular mapuche, la música tradicional en la Patagonia chilena, el jazz en la ciudad de Osorno, y las prácticas musicales urbanas en la Isla de Chiloé. Entre estas últimas, podemos encontrar los trabajos de Hayward y Garrido (2011), Hayward (2011), Robinson (2013), Garrido y Bendrups (2013), Delgado y Álvarez (2015), Soto-Silva (2017 y 2019) y Núñez (2019), los cuales, a pesar de las diferencias en sus enfoques y tópicos, coinciden en la instalación del territorio como un elemento común. Nelson Vergara (2010) en su ensayo titulado Saberes y entornos: notas para una epistemología del territorio habla de la condición imaginaria de este, y lo define como la construcción colectiva de un proyecto por parte de una comunidad. El territorio como proyecto de vida favorece el surgimiento de un sentido de identidad espacial (Ther 2012, 497) sobre el cual, infiero, las prácticas musicales pueden tener un rol que es necesario investigar. Experiencias como la reportada por Garrido, Bendrups y Hayward plantean en su lectura cuestiones sobre el funcionamiento de la música en tanto mecanismo para canalizar las formas de vivir el territorio, expresadas en la presencia de discursos asociados a la justicia social y a la reafirmación identitaria. En este contexto, la publicación contribuye al desarrollo de una mirada crítica sobre las prácticas regionales, a partir del trabajo de campo realizado por sus autores entre 2010 y 2017, y una retrospectiva autobiográfica por parte de Waldo Garrido.
En general, la lectura del texto es amigable y en sus primeras páginas permite identificar algunos elementos de interés, como la presencia de la música en el diario vivir y las relaciones entre la insularidad de la Isla de Chiloé y Australia. Los vínculos en la narrativa de vida de Garrido entre su infancia y su contexto actual muestran al lector cómo sus vivencias personales tienen un lugar reconocido en el análisis etnográfico. La inclusión de sus experiencias en el proceso de investigación y una aproximación a la etnomusicología aplicada justifican el posicionamiento del primer autor, quien asume ciertas subjetividades en el análisis de las prácticas estudiadas. A lo largo del libro surge un concepto que me parece destacable, y que está incluido en el título de la publicación: la noción de aquapelago. Este neologismo proviene de la sustitución de las primeras dos sílabas de la palabra archipiélago, por el prefijo aqua (agua). Hayward (2012) lo define como el conjunto de espacios marítimos y terrestres correspondiente a un grupo de islas y sus aguas adyacentes (p. 5), y tiene como objetivo situar el rol del mar en las identidades sociales de los habitantes de entornos archipelágicos. Su interacción como espacio de movilidad produce un conjunto de interrelaciones identitarias y de pertenencia que impactan en las dinámicas sociales, como el turismo y el rol de la industria salmonera, influyendo en las expresiones musicales que emergen desde estos lugares. Esto da sentido a la reflexión sobre el concepto de territorio, por cuanto el aquapelago es el espacio en el que se ejecutan los proyectos colectivos de los músicos que participaron de la investigación. Como señala Ther (2012), el territorio es el espacio en el cual hablamos implícitamente de conflictos y dinámicas, es el terruño donde devienen metamorfosis que involucran a quienes viven o han vivido en el lugar (p. 497).
El cuerpo del libro se encuentra conformado por una introducción y cuatro capítulos: 1) “History and Culture”; 2) “Folklore, Tourism, and Music”; 3) “Contemporary Music, Cultural Identity, and Social Justice”; y 4) “Creative Engagements with Chilote Culture: Viaje a Chiloé y The Moviolas”, para finalizar con un apartado de conclusiones y un glosario de conceptos asociados a la tradición cultural chilota. La estructura de los capítulos aborda las problemáticas desde lo general a lo particular, lo cual permite una lectura correcta de cada una de las secciones. Asimismo, la inclusión de un glosario de conceptos es pertinente al contexto en el cual el texto ha sido publicado, y pone de relieve la necesidad de definir aquellos aspectos de la cultura chilota que son distintos a los que se pueden encontrar en el resto del país. El apartado entrega información de base sobre las características geográficas, demográficas y societales que dan forma a la cultura chilota, incluyendo los aspectos principales de los trabajos de investigación que conforman los distintos capítulos. Al respecto, los autores describen el trabajo de campo realizado a través de breves definiciones sobre los conceptos operativos que utilizarán a lo largo de la publicación. Estas definiciones son claras y evidencian un intencionado diálogo entre la mirada etnomusicológica de las problemáticas estudiadas, el folklore y algunos conceptos asociados a los estudios isleños. Este último punto es parte de la línea de investigación desarrollada por Philip Hayward, que ha contribuido desde el campo de las ciencias sociales a comprender las formas de habitar los contextos archipelágicos e isleños, más allá del campo musical.
El primer capítulo tiene como objetivo reportar una breve historia de la colonización española en la Isla de Chiloé y un marco sociocultural de la misma. Los autores presentan una revisión detallada de los vínculos de la cultura chilota con el pueblo mapuche williche y una breve descripción histórica de la colonización de la isla. Este punto busca establecer un panorama general en relación con la construcción de la identidad cultural chilota a lo largo del tiempo. Las temáticas son tratadas con cierta superficialidad, por lo cual pueden ser entendidas como un marco general sobre el cual se exponen conceptos basales. Sin embargo, los autores logran identificar algunos elementos que permiten al lector trazar hitos en la cultura chilota. Por una parte, identifican el mestizaje que se produjo entre los españoles y los pueblos indígenas de Chile, el rol de la Iglesia católica en la isla, y las diferencias del Chile continental con el territorio insular. Por otra parte, comentan la forma en la cual la isla se integra a Chile y se desarrolla desde la perspectiva económica y cultural. El apartado es ilustrativo de los aspectos más generales de las temáticas abordadas. No obstante, la relevancia de aquel contexto ameritaría que los autores propusieran a los lectores discusiones más extensas, por sus alcances sociales y culturales.
En el segundo capítulo se abordan algunos elementos comunes dentro de la música del Cono Sur latinoamericano. El apartado inicia con comentarios acerca del folklore y la forma en que se estudia en Chile. Para esto realizan una revisión de los textos de Manuel Dannemann y Jaime Barría, en los que definen lo que los investigadores denominan como la perspectiva chilena del sistema folclórico. Si bien es posible observar que se trata de un trabajo principalmente descriptivo, funciona a modo de introducción a las siguientes temáticas: la transición desde la noción de folklore a la de música del mundo (World Music) y la caracterización de la música tradicional de la isla a partir de una orientación histórica y contemporánea.
Resulta de interés la reflexión planteada sobre el tránsito desde una estética musical situada, hacia un posicionamiento globalizado. Los autores discuten algunos aspectos asociados a la problemática de la autenticidad en el contexto contemporáneo y de qué forma aquello incide en la configuración de un estilo propio. Esta discusión no ha sido abordada en la investigación musical de la región, en cuyo contexto la mayoría de los estudios suelen centrarse en la descripción de las músicas tradicionales desde una perspectiva folclórica. En este caso, infiero que el enfoque etnográfico contribuye a otorgar mayor profundidad al análisis, y es la razón por la cual los autores han podido identificar un tránsito desde visiones esencialistas hacia prácticas globalizadas. Posteriormente, realizan una revisión histórica del origen del folklorechilote, sus géneros musicales, instrumentos y elementos performativos. La descripción de los géneros musicales e instrumentos que se encuentran en la isla de Chiloé es general. Podría haber sido interesante contar con una mayor profundidad en la definición de las características musicales; sin embargo, esto se justifica ya que no es una tarea planteada en los objetivos de la investigación.
Quisiera poner en valor el enfoque centrado en el concepto de aquapelago, desde el cual se abordan las problemáticas expuestas, ya que permite identificar la influencia de la industria turística en el crecimiento económico local y la función de la música dentro de este entramado. A partir de esto, el lector puede constatar el surgimiento de un repertorio que funciona como ícono de la identidad chilota. Considero que este ícono tiene un impacto sustancial en las formas en las cuales se construyen estos repertorios, influenciados por las relaciones entre los habitantes de Chiloé y su entorno –especialmente en los festivales costumbristas y otras instancias asociadas al turismo–.
El capítulo tres aborda las prácticas musicales contemporáneas en la Isla Grande. El análisis realizado por los autores se basa en el concepto de justicia social, y su punto de partida es una reseña sobre el impacto de la fusión latinoamericana y la nueva canción chilena en la actividad musical de las bandas de la isla. Posteriormente, los investigadores profundizan en la huella que ha dejado el desarrollo económico en Chiloé y el rol de la industria salmonera en ese proceso. El principal aporte de esta sección es la identificación de los mecanismos que contribuyen al establecimiento de imaginarios de identidad que emergen desde las formas de interacción de la sociedad chilota, particularmente en la dimensión laboral, que constituye el porcentaje principal de las interacciones sociales cotidianas. Es posible notar que este apartado da cuenta de manera clara de las problemáticas sociales que subyacen a la industria del salmón y la forma en la cual los procesos de descontento asociados a ella detonaron una serie de manifestaciones populares que permearon a la música.
El punto más relevante de este capítulo se encuentra en el apartado denominado “Identity, Social Justice and Contemporary Chilote Music”. Aquí se expone un análisis basado en el trabajo de campo que realizaron entre 2012 y 2016, en el cual relevan a las bandas Bordemar, Armazón, Trifulka, Grupo Madera y Viga Maestra. Puedo concluir de su lectura que al finalizar la dictadura militar en Chile se dieron las condiciones necesarias para el desarrollo de una serie de agrupaciones representativas de la isla de Chiloé que hasta el día de hoy demuestran un importante compromiso con sus problemáticas. Este proceso puede ser entendido en dos dimensiones que no son explícitas en el texto, pero que es posible inferir en su lectura. En primer lugar, se evidencia una apertura a la incorporación de elementos musicales y organológicos de Chiloé; y, por otra parte, la emergencia de una “sensibilidad” que puede relacionarse con la world music, a través de la interacción de las prácticas tradicionales con la influencia de la música latinoamericana.
En el último capítulo, los autores dan cuenta de una experiencia de creación que surge como consecuencia del trabajo de campo. La incorporación de la etnomusicología como mecanismo complementario a los procesos compositivos sugiere una práctica innovadora en el planteamiento de tales trabajos. En esta línea, revisan los proyectos de producción discográfica Viaje a Chiloé, de Waldo Garrido, y Dark Shadows, de The Moviolas. En primer lugar, reportan una revisión de la literatura sobre las prácticas creativas como modalidad de investigación. Posteriormente, presentan la sección titulada “The Viaje a Chiloé Project y The Moviolas’ Engagement with Chilote Culture”. En ambos casos, se realiza un análisis de los proyectos creativos y de las formas en las cuales el trabajo de campo etnográfico pudo permitir la incorporación de elementos propios de la música de Chiloé. En este capítulo puedo destacar la relación entre investigación artística y etnomusicología como un campo de estudio y creación innovador que, a través de prácticas colaborativas, puede establecer cruces reveladores. Esta práctica es recurrente en otras disciplinas de las artes y podría aportar al estudio de las identidades musicales, especialmente en las reflexiones que surgen de los procesos de creación.
Considero que el segundo y tercer capítulo son los más significativos del libro, debido a la integración que se evidencia entre las prácticas musicales y diversas cuestiones sociales. La inclusión de la dimensión turística en el análisis del trabajo de los músicos supone un enfoque interesante, que nos invita a pensar cómo el desarrollo económico ha influido en la forma en la cual los músicos realizan sus prácticas. Asimismo, la tensión que produce el aislamiento de Chiloé con respecto al continente, ha generado un malestar social que es expresado por los músicos y recogido por los autores. Estas cuestiones, que representan principalmente problemáticas locales y regionales, evidencian la necesidad de desarrollar investigaciones que permitan visibilizar dichos asuntos, como también comprender los mecanismos que dan sentido a las manifestaciones musicales urbanas y tradicionales. Este contexto invita a la realización de estudios de mayor aliento respecto a cómo se configuran en la actualidad las expresiones musicales regionales, respondiendo a aquel cambio paradigmático sobre el cual habla Maffesoli (2004) cuando señala que las ciencias sociales, desde la segunda mitad del siglo XX, han transitado desde un enfoque centrado en la palabra hacia otro centrado en el espacio (p. 252). La preocupación de los autores por las implicaciones del territorio en la música popular es una muestra de esto, y se condice con las reflexiones que diversos investigadores de la región han planteado en el campo de las ciencias sociales y la antropología (Ther 2012; Vergara 2010).
Uno de los aspectos que el libro no profundiza tiene relación con las características musicales de la tradición chilota. Por esta razón, el análisis y la descripción de estas es breve y apela al conocimiento folclórico sobre dichas manifestaciones. La carencia de profundidad en este ámbito también responde a los escasos estudios realizados durante la última década al respecto. Es una brecha que los investigadores debemos trabajar, especialmente quienes nos interesamos por el estudio de las relaciones entre música e identidad en la zona sur-austral. El concepto de aquapelago resulta interesante como elemento operativo para comprender las vinculaciones entre la sociedad y el espacio marino. Podríamos inferir, en este entramado, que la música tradicional cumple un rol relevante, ya que es popularmente conocido el lugar de las prácticas marítimas en este repertorio.
A modo conclusivo, el libro es un aporte a los estudios regionales sobre las músicas urbanas. La delimitación de una muestra de músicos que desarrollan su trabajo en espacios de circulación regional permite expandir la cobertura de las investigaciones etnomusicológicas. Este aspecto es positivo y permitirá, a mediano y largo plazo, favorecer la generación de conocimiento en localidades que no son comúnmente consideradas en las investigaciones. Desde el punto de vista musical, las experiencias reportadas plantean como proyección implícita la profundización de los aspectos musicales que contribuyen a la configuración de una estética chilota. En esta línea, los ejemplos que se han seleccionado en el trabajo forman parte de un corpus que puede ser analizado de manera más minuciosa, lo cual permite inferir que futuras investigaciones podrán comprender mejor cómo las categorías que surgen del estudio se ven reflejadas en las prácticas artísticas.
Para finalizar, quisiera poner en valor el enfoque de los autores, y particularmente de Garrido, en el planteamiento de una postura identitaria que incorpora las vivencias individuales. Posiblemente, los procesos migratorios que reporta el primer autor son parte de un conjunto de experiencias que le han permitido reflexionar en torno a la emergencia de una mirada distinta sobre la configuración de las problemáticas sociales y su impacto en la producción musical de la Isla. Esto último reafirma la necesidad de incorporar miradas diversas sobre los fenómenos musicales que acontecen en espacios geográficos regionales.
Delgado, Hernán y Eduard Álvarez. 2015. “Historia del jazz en Osorno: el jazz como instrumento social”. Neuma: Revista de música y docencia musical 8 (1): 70-82.
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[1] La presente reseña se encuentra enmarcada en el proceso de revisión bibliográfica correspondiente a la etapa 2019 del proyecto FONDECYT 11190505, investigador responsable: Ignacio Soto Silva.
Soto-Silva, Ignacio. 2020. [Reseña] "Garrido, Waldo, Dan Bendrups y Philip Hayward. 2018. Música de Chiloé: Folklore, Syncretism, and Cultural Development in a Chilean Aquapelago . Londres: Rowman & Littlefield". Resonancias 24 (47): 232-237.